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El Ágape Fraternal
Hace dos semanas tuve el privilegio de organizar el ágape en conjunto con otros cuatro hermanos, desde que estuve en mi primer ágape esperé por mi turno y siempre tuve la duda de todo lo que se tiene que tener en cuenta para organizarlo, desde lo primero que hay que decidir que es que se ofrecerá de cena, para cuántas personas, que cantidades se deben comprar de ingredientes y cosas que se necesitan para servir, cuantas y que tipo de bebidas, con qué tiempo de anticipación hay que comprar las cosas, cuanto tiempo debo considerar previo y antes de finalizar la tenida para llegar con las cosas y para preparar la cena, etc. En lo personal tuve muchas dudas, pero al final se pudo organizar y cumplir con el gran compromiso que representa el deleitar el paladar de todos nuestros queridos hermanos.
En un contexto iniciático, el ágape es una reunión fraternal en torno a una mesa con alimentos, un espacio donde los compañeros hacen honor a su nombre, ya que la palabra “compañero” procede del latín cumpanis (con pan), o sea “comer del mismo pan” o “compartir el pan”.
No debemos ver el acto del ágape en comer por comer, ya que el pan representa el alimento espiritual, representa la síntesis perfecta de los cuatro elementos, desde la semilla del trigo que necesita morir bajo tierra para germinar, para después convertirlo en harina y esa harina con el agua convertirla en masa que después fermenta y aumenta su tamaño con la ayuda del aire y finalmente esta masa es sometida al fuego para hacerse comestible. El pan podemos verlo como un fruto alquímico que después de un largo proceso de cambios y transmutaciones nos permite contemplar el proceso virtuoso de la oscuridad a la luz.
El ágape entre los hermanos que son nuestros compañeros de camino es el lugar en donde vibramos con personas que comparten una misma frecuencia, mismos símbolos, donde tenemos un lugar de refugio y de encuentro espiritual, esto a diferencia de las reuniones profanas donde muchas veces debemos soportar charlas insípidas sin sentido, con temas absurdos o estar en contacto con personas sin valores que no nos edifican ni ayudan en nuestro crecimiento personal.
Si nos remontamos al origen del término griego agape, este término nos conduce a las cuatro clases de amor existentes, las cuales son: eros, philia, storge y ágape. Cada una de ellas tiene un sentido más profundo que el que le damos actualmente a una sola palabra.
Eros supone el amor pasional, aquel que se deja llevar por el deseo y la atracción. Philia es similar a la amistad, supone fraternidad y admiración. Storge es fraternal, implica la admiración y el cariño recíproco. En cambio, el ágape se refiere al amor incondicional, aquel que acepta al otro tal y como es, es un amor que tiene como prioridad el bienestar de los demás, es decir, supone aceptar al otro indistintamente de sus imperfecciones.
Ágape es un amor profundo y generoso, en el que se toma en consideración la dicha del ser amado y de los demás. Es un tipo de amor que no espera nada a cambio y se aleja de la superficialidad.
Es por eso que debemos ver al ágape como un marco propicio para la confraternización, porque es la conversión o “transmutación” de los alimentos materiales en alimentos espirituales. Por esta razón, los exhorto a no ver a esta actividad primordial para finalizar una tenida como una obligación, ya que no es una comida vulgar que se le deja como responsabilidad a un tercero “para no batallar” que por lo regular siempre es un profano quien no comprende el significado de ofrecer a tus hermanos lo mejor de ti en una comida quien solo te vende un servicio y que muchas veces es un platillo insípido, racionado sin importar calidad en los ingredientes o que vienen limitados de tiempo para atendernos, que no basta con solo preguntar de cuanto me toca aportar monetariamente y ya doy por cumplido mi compromiso , no mis hermanos, debemos ver el ágape como lo que representa, y darnos el tiempo para ofrecer lo mejor de nosotros de acuerdo a nuestras posibilidades ya que no nos toca cada semana, y aunque solo sean frijoles con huevo o frijoles con salsa y tortillas porque ni para el queso alcanzó, o cualquier comida por más simple que fuera, no me van a dejar mentir, si esas comidas fueran hechas como cuando nuestra mamá nos lo preparaba, no había mejor comida que esa, por una simple razón, porque fue cocinada con amor y dedicación por alguien que buscaba siempre darnos lo mejor.
Para no extenderme más, solo concluir que el ágape es el lugar donde nos podemos reunir a compartir una de las cosas más necesarias para la vida, la comida, un tiempo para conocernos mejor entre los hermanos, para hablar, compartir, fraternizar, participar, congeniar, hacer buenas migas, conciliar, tomar parte de lo común, porque no es en el taller donde nos conocemos, allí trabajamos en lo que está determinado, es en el ágape donde fluye la conversación intrascendente y la trascendente, la broma y lo serio, mi yo y tu yo, allí sin el encorsetado del rito, damos lo que somos, discutimos como en la vida profana, aprendemos a compartir las diferencias, con respeto pero con despreocupación. Nosotros debemos compartir con amor esa comida, compartiendo lo que tenemos, en un acto simbólico, donde todos tenemos sitio como iguales.
Es Cuanto
A∴M∴ Emmanuel Moreno
14/03/2024
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