En nuestro grado de aprendiz, debemos dominar los primeros tres escalones: Fuerza, belleza y candor.
Dentro de nuestro mandil, estos escalones están representados de la siguiente manera.
Queridos hermanos, es importante que reflexionemos, portamos una prenda de miles de años, una prenda que fue adoptada por nuestros hermanos en tiempos muy antiguos, una prenda que a lo largo de la historia, fue adquiriendo un valor, un valor moral que no debemos subestimar. ¡Hoy en día! me pregunto, ¿soy digno de portar el mandil? ¿Seré digno? Basta hacer un poco de conciencia, basta imaginar el valor histórico que recae sobre nuestra fraternidad. Imaginen la responsabilidad que se le encomendó a nuestros hermanos, aquellos que levantaron el templo de Salomón, el orden, la prudencia, la inteligencia, y muy seguramente la privación a la que debieron ser sometidos. Habrá quien diga que esto es una leyenda, pero el punto, no es acreditar o desacreditar la historia, en este momento el punto, es hacer una introspección, y darnos cuenta que: “lo difícil, no es encontrar un mandil de nuestra talla, lo difícil, es dar la talla para usar el mandil”.
Portar el mandil, no significa proteger nuestra ropa, es trabajar nuestra piedra, pulir nuestra persona, hacer consciencia, que la masonería ingrese, en nosotros, nuestro trabajo no es un jueves a la semana, es a diario, es con nuestra familia, trabajo, amigos, novia, profanos, con la sociedad, seamos verdaderos agentes de cambio.
Portar el mandil es también, combatir la ignorancia, el adoctrinamiento, el fanatismo, la superstición.
Dejen de copiar y empiecen a pensar, dejen de seguir y empiecen a emprender, dejen de aceptar y empiecen a cuestionar.
Eduquemos nuestra inteligencia, reforcemos nuestro espíritu, esforcémonos por dominar nuestras pasiones.
Venir a leer y cenar, no hace la diferencia, trabajemos con ánimo, sintámonos orgullosos, pero siéntanse más comprometidos aún, pues si estamos aquí, es porque podemos hacer algo grande, por nosotros mismos, y por consecuencia, por los nuestros.
Hay dos cosas más referentes al uso del mandil.
Por último, quiero cerrar con una frase que ya mencioné, y en lo personal me gustó:
“Lo difícil, no es encontrar un mandil de nuestra talla, lo difícil, es dar la talla para usar el mandil”.
A∴M∴ Eduardo A. Rodríguez M.
08/09/2016
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